La hipertensión arterial, también conocida como “presión alta”, es una enfermedad crónica que ocurre cuando la fuerza con la que la sangre circula por las arterias es demasiado alta. Aunque muchas personas pueden tenerla sin presentar síntomas, con el tiempo puede causar daños graves al corazón, los riñones, el cerebro y otros órganos vitales.
¿Por qué se le llama la “asesina silenciosa”?
La mayoría de las personas con hipertensión no sienten dolor ni molestias en sus etapas iniciales. Sin embargo, si no se detecta a tiempo, puede aumentar el riesgo de:
– Infartos de corazón
– Accidentes cerebrovasculares (derrames)
– Insuficiencia renal
– Problemas de visión
Por eso, es fundamental medir la presión arterial con regularidad, incluso si no se tienen síntomas.
¿Cuáles son los factores de riesgo?
Existen factores que aumentan la probabilidad de desarrollar hipertensión, como:
- Consumo excesivo de sal
- Sobrepeso u obesidad
- Sedentarismo (falta de actividad física)
- Estrés constante
- Tabaquismo y consumo de alcohol
- Antecedentes familiares
¿Cómo prevenirla?
– Aliméntate saludablemente: Reduce el consumo de sal, grasas saturadas y alimentos procesados. Aumenta el consumo de frutas, verduras y agua.
– Haz ejercicio con frecuencia: Caminar al menos 30 minutos al día puede marcar la diferencia.
– Evita el consumo de cigarrillo y alcohol.
– Controla el estrés: Descansar bien, respirar profundo y tener espacios de relajación ayudan.
– Consulta regularmente al centro de salud y sigue las indicaciones médicas.
¿Y si ya tengo hipertensión?
No te alarmes. Con tratamiento, seguimiento médico y cambios en el estilo de vida, la hipertensión se puede controlar. Lo importante es no abandonar el tratamiento y mantener hábitos saludables todos los días.
