El silencio no ayuda en la violencia contra la mujer

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La violencia contra la mujer abarca cualquier acción o inacción que pueda causar daño físico, sexual, psicológico, económico o patrimonial debido a su condición de mujer. Esto incluye amenazas, coerción, o privación injusta de su libertad, tanto en entornos públicos como privados. Es una descripción integral de los actos violentos dirigidos a las mujeres.

Lamentablemente, persisten muchos conceptos erróneos que necesitan ser transformados. Estas ideas falsas sobre la violencia contra la mujer deben ser cambiadas en nuestros pensamientos y actitudes.

Algunos de estos paradigmas erróneos incluyen afirmaciones como: “Algunas mujeres disfrutan del maltrato”, “Los celos justifican la pérdida de control y la violencia”, “Los hombres son naturalmente infieles”, “La violencia es un instinto incontrolable”, “El hogar es el lugar más seguro” y “Los violadores son enfermos mentales”. Todos estos son mitos y erróneas percepciones.

Ninguna mujer desea ser maltratada, los celos no justifican la violencia, la infidelidad no es inherente a ningún género y la violencia nunca debe ser excusada bajo la premisa de ser un “instinto”. Además, el hogar no siempre es un lugar seguro, ya que en algunos casos, la violencia proviene de familiares cercanos. No todos los violadores sufren de trastornos mentales, y justificar la violencia bajo esta premisa es incorrecto.

Eliminar estos paradigmas es fundamental para erradicar cualquier forma de violencia contra las mujeres. Es crucial no callar y denunciar de inmediato cualquier acto violento, ya que solo al cambiar estas percepciones erróneas podremos crear una sociedad más segura e igualitaria para todas las mujeres.