El 1 de diciembre conmemoramos el Día Mundial de la Prevención del VIH-SIDA, este año bajo el lema “Que lideren las comunidades y con respecto”. Es crucial entender la diferencia entre el VIH y el SIDA. El VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana) es el agente infeccioso que, sin tratamiento, progresa con el tiempo y deteriora el sistema inmunitario. Con el tiempo, puede desencadenar el SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida), la etapa más grave donde el sistema inmunitario está gravemente debilitado, dejando al cuerpo vulnerable a infecciones severas.
Es esencial seguir un tratamiento adecuado y mantener un control constante, ya que sin adherencia, el VIH puede evolucionar hacia el SIDA. La fase aguda del VIH, que aparece normalmente unas semanas después de la infección, a menudo se manifiesta con síntomas similares a los de una gripe: fiebre, fatiga, dolores de cabeza, erupciones cutáneas y aumento de los ganglios linfáticos.
El tratamiento antirretroviral, conocido como TAR, reduce significativamente la morbilidad y mortalidad entre los afectados por el VIH. Sin embargo, es crucial complementarlo con una nutrición adecuada, mantener un peso saludable y evitar el alcohol y el tabaco.
El TAR es altamente beneficioso; manteniendo una adherencia rigurosa, se puede lograr una carga viral indetectable, lo que significa que la transmisión del virus a parejas sexuales es extremadamente baja o nula. Pero dejar el tratamiento puede revertir esto, aumentando la posibilidad de transmitir el virus y causando complicaciones graves, incluso mortales.
La invitación en este día es realizar la prueba de detección del VIH en centros médicos. Si has tenido relaciones sexuales sin protección, es esencial hacerse la prueba de VIH y otras ITS en tu centro de salud. Recordemos que cuidar nuestra salud sexual y gestionarla juntos es fundamental para prevenir y controlar estas enfermedades.