El pasado 26 de agosto se conmemoró el Día del Dengue, una enfermedad viral transmitida por la picadura de mosquitos del género Aedes, especialmente Aedes aegypti. El virus del dengue pertenece a la familia “Flaviviridae” y representa un desafío prioritario para la salud pública en Colombia debido a su complejidad y la influencia de factores sociales, económicos, políticos y culturales.
La infestación del mosquito abarca más del 90% del territorio nacional por debajo de los 2,200 metros sobre el nivel del mar, lo que pone en riesgo a más de 25 millones de personas en el país.
En cuanto a los síntomas, el dengue puede sospecharse en cualquier caso de fiebre, especialmente si es inespecífica y dura menos de siete días, y no está asociada con infecciones respiratorias, urinarias o de otra etiología definida. Los síntomas característicos incluyen fiebre, dolor de cabeza, dolor detrás de los ojos, malestar general, dolor en músculos y articulaciones, pérdida del apetito, náuseas, vómitos, diarrea, y erupciones cutáneas como petequias. En los análisis de laboratorio, puede observarse una disminución en los glóbulos blancos y plaquetas.
La infección por dengue puede variar desde una forma leve y asintomática hasta cuadros sintomáticos con fiebre, malestar general, dolor de cabeza, dolor retrocular, y dolores musculares y articulares.
En algunos casos, el dengue puede evolucionar a formas graves, presentando manifestaciones hemorrágicas. Es importante estar alerta a signos de alarma como dolor abdominal intenso y continuo, vómitos persistentes, acumulación de líquido en la pleura, abdomen o corazón, sangrado en encías, nariz, tracto digestivo o urinario, y cambios neurológicos como somnolencia o irritabilidad.
En dengue grave, el paciente puede experimentar presión arterial baja, shock hipovolémico, dificultad respiratoria, sangrado severo o daño en órganos vitales.
En cuanto al tratamiento, este depende de la clasificación clínica del paciente.
En el Grupo A, se incluyen los pacientes con dengue confirmado, pero sin signos de alarma, quienes pueden ser tratados de forma ambulatoria o en atención primaria.
El Grupo B1 abarca a pacientes con dengue sin signos de alarma, pero con comorbilidades como obesidad, hipertensión, diabetes o enfermedades crónicas, quienes deben ser remitidos al hospital para observación.
El Grupo B2 incluye a aquellos con dengue y signos de alarma, quienes requieren hospitalización y administración de líquidos intravenosos.
Finalmente, el Grupo C incluye pacientes con dengue grave, que deben ser tratados urgentemente en unidades de cuidados intensivos.
Para la prevención, es crucial el control de los vectores mediante la eliminación de criaderos de mosquitos, que se desarrollan en aguas limpias. Es importante mantener las fuentes de agua cubiertas, evitar el uso de floreros como criaderos, utilizar repelentes, instalar barreras físicas como mosquiteros, mantener puertas y ventanas cerradas, y usar ropa clara que cubra la mayor parte del cuerpo. Además, actualmente se está promoviendo una vacuna contra el dengue que promete ser efectiva.
