
La salud mental de las personas, familias y comunidades es un pilar fundamental en el desarrollo social y sanitario de cualquier paĆs. En este sentido, el suicidio se ha convertido en una preocupación creciente en todo el mundo, dado que estĆ” estrechamente relacionado con el sufrimiento emocional asociado al deterioro de las redes de apoyo, la estigmatización y discriminación, asĆ como la progresión de los problemas de salud mental.
La pandemia de COVID-19 ha traĆdo consigo una serie de repercusiones económicas, sociales y relacionales sin precedentes. AdemĆ”s de los efectos devastadores en la salud fĆsica, la crisis sanitaria ha generado un empeoramiento significativo de los trastornos mentales y ha incrementado el riesgo de depresión, ansiedad y estrĆ©s en la población. Estos factores, lamentablemente, estĆ”n fuertemente asociados al riesgo de suicidio.
En este contexto, el Ministerio de Salud y Protección Social ha lanzado la estrategia “Crear Esperanza a travĆ©s de la Acción Intrasectorial para la Prevención de la Conducta Suicida”. Esta iniciativa se enmarca dentro de la polĆtica nacional de salud mental y tiene como objetivo fundamental reducir la conducta suicida en el paĆs mediante intervenciones locales diferenciadas por curso de vida y por entornos.
Uno de los aspectos mĆ”s destacados de esta estrategia es la gestión intersectorial de las necesidades bĆ”sicas de la población, tales como el empleo y la educación, asĆ como el fortalecimiento de las habilidades socioemocionales necesarias para enfrentar los desafĆos de la vida cotidiana. Esta problemĆ”tica nos involucra a todos, desde padres y hijos hasta amigos, compaƱeros de trabajo y vecinos. Todos estamos llamados a reconocer los signos de alarma, a intervenir cuando sea necesario y a buscar ayuda de manera oportuna.
SegĆŗn las cifras del Instituto Nacional de Salud, el aƱo 2022 registró la tasa mĆ”s alta de intentos de suicidio, con 72.4 casos por cada 100,000 habitantes. Es alarmante observar que la mayorĆa de estos casos corresponden a mujeres de 15 a 19 aƱos y a hombres en el rango de edad de 15 a 24 aƱos. AdemĆ”s, en lo que va de este aƱo se han presentado 21,500 intentos de suicidio, con un 65% de ellos involucrando a mujeres y un 35% a hombres.
En la región de La Guajira, la situación es particularmente preocupante, con un reporte de 135 casos de intento de suicidio hasta la semana 23. AquĆ, el 60.0% de los casos correspondĆan a mujeres y el 39.3% a hombres, con un aumento significativo en los intentos de suicidio en edades entre 10 y 14 aƱos. Los municipios de Riohacha, Maicao, Manaure, Barranca y Distracción tambiĆ©n han experimentado un incremento en la notificación de estos casos.
Entre las causas y factores desencadenantes mĆ”s comunes de la conducta suicida se encuentran los conflictos de pareja, los problemas económicos, los problemas escolares y el maltrato fĆsico, psicológico o sexual. AdemĆ”s, los trastornos mentales como la depresión, la ansiedad y el estrĆ©s tambiĆ©n juegan un papel fundamental en este contexto.
En el caso de los adolescentes, la conducta suicida suele originarse en el contexto familiar. Familias disfuncionales con ambientes perturbadores, conflictos entre los padres y la ausencia fĆsica o emocional de uno o ambos progenitores pueden generar sentimientos de aislamiento y vulnerabilidad en los jóvenes.
AdemÔs, el aumento en el consumo indiscriminado de alcohol o de sustancias que provocan conductas impulsivas y la falta de autocontrol son factores que pueden llevar a desenlaces no deseados. Una de las causas determinantes en este momento es el desconocimiento de la importancia real de prestar atención a la salud mental e intervenir de manera oportuna.
La clave para abordar esta problemÔtica radica en la identificación temprana de las causas, factores desencadenantes y señales de alarma. Debemos estar atentos a los cambios bruscos en el estado de Ônimo, comportamientos y actitudes de quienes nos rodean, ya que estos pueden ser indicativos de que necesitan ayuda.
Ante cualquier comentario o sospecha relacionada con el suicidio, es fundamental responder con empatĆa y comprensión, evitando juzgar a la persona afectada. La bĆŗsqueda de ayuda profesional es esencial en estos casos, ya que los profesionales de la salud mental estĆ”n capacitados para proporcionar el apoyo necesario.
Generar ambientes amigables y de esperanza es fundamental para fortalecer las redes de apoyo familiares. Desarrollar habilidades para el manejo adecuado de las situaciones diarias, incluyendo la gestión de emociones y sentimientos, la comunicación asertiva en el núcleo familiar, relaciones interpersonales saludables, y el autoconocimiento, son pasos vitales para identificar problemas y buscar ayuda oportunamente.
En conclusión, la salud mental y la prevención del suicidio deben ser una prioridad en la agenda nacional. La estrategia “Crear Esperanza a travĆ©s de la Acción Intrasectorial para la Prevención de la Conducta Suicida” es un paso importante en la dirección correcta, pero es responsabilidad de toda la sociedad trabajar unida para combatir este grave problema. La identificación temprana, la comprensión, el apoyo y la bĆŗsqueda de ayuda profesional son las claves para salvar vidas y promover la salud mental en nuestras comunidades.