La hipertensión, una de las principales causas de muerte prematura en el mundo

Cuando se habla de hipertensión arterial, o presión arterial alta, se refiere a cuando la fuerza ejercida por la sangre en los vasos sanguíneos es demasiado elevada, específicamente cuando alcanza o supera una cifra de 140 a 90 mm de mercurio. Se estima que hay alrededor de 1.280 millones de adultos en el mundo, entre 30 y 79 años, que padecen hipertensión, y la mayoría de ellos, aproximadamente dos tercios, viven en países de ingresos medios o bajos. Sorprendentemente, se estima que el 46% de los adultos hipertensos desconocen que padecen esta enfermedad.

Lamentablemente, menos de la mitad de los adultos con hipertensión son diagnosticados y tratados adecuadamente. Solo el 42% recibe tratamiento, y apenas uno de cada cinco adultos hipertensos, es decir, el 21%, logra mantener su presión arterial bajo control. En Colombia, el 28 de febrero de 2023, se reportó que 5.116.795 personas habían sido diagnosticadas con hipertensión arterial, y de ellas, el 30.86% eran mujeres. La hipertensión es una de las principales causas de muerte prematura en el mundo.

El tratamiento de la hipertensión arterial se basa en dos pilares: el tratamiento no farmacológico y el tratamiento farmacológico. En el tratamiento no farmacológico, se recomienda seguir una dieta saludable, aumentar el consumo de frutas y verduras, reducir el consumo de sal y grasas, perder peso, hacer ejercicio físico y dejar de fumar. En cuanto al tratamiento farmacológico, el médico puede recetar uno o varios medicamentos para controlar la presión arterial, según el caso.

Reducir la hipertensión es fundamental para prevenir infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares y otros problemas de salud. Además, ayuda a reducir el estrés y se recomienda medir regularmente la presión arterial. Siempre es importante tratar la presión arterial elevada y abordar otros trastornos, como el estrés. Entre las posibles complicaciones de la hipertensión, se pueden presentar dolores torácicos frecuentes o angina de pecho, así como el riesgo de sufrir un infarto de miocardio.

Otra complicación es el agrandamiento del corazón y la pérdida de fuerza, lo que se conoce como insuficiencia cardíaca. En este caso, el corazón no puede bombear suficiente sangre y oxígeno hacia otros órganos vitales. La presión arterial no controlada también puede alterar el ritmo cardíaco, causando irregularidades que pueden llevar a una muerte súbita.

La hipertensión también puede causar obstrucción o ruptura de las arterias que llevan sangre y oxígeno al cerebro y al resto del cuerpo, lo que provoca un accidente cerebrovascular. Además, puede causar daño renal y provocar insuficiencia renal.

La recomendación es hacer seguimiento para mantener controlada la tensión, recordando que esta es una enfermedad silenciosa.